Cuando se presentan padres de familia que exageran en elogios hacia sus vástagos en relación al futbol, los convierten en engreidos, que al paso del tiempo quedarán en soledad, ante la falta de verdaderas amistades.
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Se olvidan los papás que lo principal que deben aprender los hijos, son los valores morales, en especial el respeto y la humildad ante sus semejantes.
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Disciplina, responsabilidad y dedicación son otros de los valores que deben inculcar a sus pequeños, pues si anteponen el orgullo se convertirán fácil en una simple hoguera que no hace brasas.
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Si tienen los valores morales como la raíz de la enseñanza, con el tiempo habrán de obtener los frutos de la siembra que se hizo con amor, al convertirlos en buenos ciudadanos y si también se da el llegar al futbol profesional, pues mucho mejor.
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Se debe recordar que nadie es mas grande que otros cuando se lucha con ahínco por los objetivos, sobre todo cuando se tiene la fe como bandera, pues de esta manera se acorta el camino para alcanzar la gloria.
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Pero aquél que desea obtener frutos de inmediato, lo único que obtendrá será el marchitar pronto los ideales, ya que todo tiene su tiempo.
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Se debe comprender entonces que por ello, muchos jugadores que llegan a pisar terreno profesional se convirtieron en debut y despedida, con una efímera fama, que se complicó por el empecinamiento de creerse los superdotados.
