Ser mamá y futbolista es una tarea difícil, pues se requiere mucho esfuerzo y dedicación para atender las necesidades tanto deportivo, como del hogar.
No obstante a través del tiempo y desde sus inicios, el futbol femenil ha contado entre sus filas con grandes jugadoras, que a su vez también eran madres ejemplares.
Muy a pesar de las constantes críticas que recibían en un principio, estas chicas no se amedrentaron y siguieron con su misión de atender a sus pequeños vástagos y a la vez disfrutar de la práctica de su deporte favorito, el futbol.
En sus inicios, la sociedad no aceptaba bin a bien el balompié entre las damas, por lo rudo de la disciplina y por considerar al sector femenino como el sexo bello, pero también débil.
No obstante, las primeras chicas, no solamente hacían oídos sordos, incluso a las difamaciones machistas del sector varonil, sino que para cumplir con sus compromisos del hogar y deportivos, acudían a los campos, acompañados por sus pequeños hijos, quienes por consecuencia se convirtieron en sus principales porristas.
Uno de esos casos lo encontramos en el Club Rayadas, comandado por la incansable promotora deportiva Blanca Guerrero, quienes participaron en torneos de diferentes ligas y conquistar infinidad de trofeos, incluso los de alto nivel como los Estatales, donde representaron a Nuevo León en los Nacionales del Sector Amateur con gran éxito.
Hoy en día no solamente son admiradas, sino respetadas y a la vez impulsadas y todo ello, gracias a esas primeras grandes guerreras que aún siendo madres de familia, abrieron el camino para que el futbol femenil hoy se convierta en toda una realidad. Felicidades en su día a todas ellas.
