La subcampeona del mundo, que se quedó a las puertas de sumar un segundo mundial consecutivo en Catar, tiene en Europa clavada una espina, porque es una competición que no gana desde 2000, sin que sus actuaciones hayan estado desde entonces a la altura de una selección que quiere marcar época.
Eso pasa por hacer un buen papel en Alemania, donde incluso el seleccionador, Didier Deschamps, admite que llegan como favoritos, tanto por la plantilla como por la trayectoria de los últimos años.
En esta, queda como un borrón la pasada Eurocopa, en la que Francia acabó su recorrido en octavos de final dejando una secuela de decepción que se mutó en esperanza en el pasado Mundial.
En ese periodo, la selección ha tenido que ir afrontando la retirada de algunos de sus jugadores más emblemáticos, como Hugo Lloris, Raphael Varane, Paul Pogba o Karim Benzema.
Mbappé sirve de nexo de unión entre unos y otros. Fue uno de los elementos esenciales de la victoria de Francia en 2018 pese a que solo tenía 19 años, volvió a liderar a los “bleus” en 2022 con 23 y ahora con 25, con el brazalete de capitán, vuelve a ser su principal estandarte.
Entre veteranos y promesas emergen Mbappé y su guardia pretoriana, Ousmane Dembelé, Randal Kolo Muani, Aurélien Tchouameni, Jules Koundé, Dayot Upamecano o el portero titular, Mike Maignan.
A ellos les toca dar ahora el paso adelante con el complemento de los veteranos que han decidido seguir y con el aporte de los más jóvenes.
Entre los primeros destaca Griezmann, pieza clave en el dispositivo de Didier Deschamps, el hombre que traslada al terreno la idea del seleccionador, que le ha convertido en su jugador fetiche, en el más utilizado.
El jugador del Atlético de Madrid solo se ha perdido dos partidos desde 2017 y encadenó 84 consecutivos antes de que una lesión en marzo quebrara la racha más larga con Francia, con quien es, además, el futbolista que suma más asistencias.
A su lado, Deschamps ha decidido rescatar a Kanté, pulmón de la Francia que se proclamó campeona en Rusia antes de que una lesión le privara del de Catar y cuya experiencia se antoja ahora decisiva para solidificar el centro del campo, elemento esencial en el esquema del técnico.
Olivier Giroud, máximo goleador histórico de Francia, es el otro veterano superviviente del Mundial de Rusia, en el que también estaban Dembelé, Benjamin Pavard y el portero Alphonse Areola, aunque con un papel menor entonces o ahora.
La defensa es la línea donde más renovación se ha producido. La eclosión de jugadores como Jules Koundé, Ibrahima Konaté, Theo Hernandez o Upamecano ha dado un nuevo impulso a la línea, en la que la ausencia de Lucas Hernandez por lesión ha favorecido el regreso de Ferland Mendy.
En el centro del campo, Deschamps ha sabido refrescar las líneas con la confirmación de Adrien Rabiot y el aporte fresco de Tchouameni y Eduardo Camavinga, a los que se suma la sangre nueva que aporta Zaïre-Emery, de 18 años, autor de una gran temporada con el PSG.
El seleccionador ha incluido entre los centrocampistas a Griezmann, como si con ello confirmara el nuevo papel que el “colchonero” tuvo en el pasado mundial, donde actuó de enganche entre la zona de creación y el ataque.
En la delantera, la figura de Mbappé atrae todas las miradas, con Dembelé y Giroud como principales escuderos, aunque Francia cuenta con otras bazas de peso, como Kolo Muani, Marcus Thuram, Kingsley Koman o Barcola, que nunca antes había sido convocado para la absoluta y que a sus 21 años conocerá la experiencia de una Eurocopa.