Los miles de espectadores se pusieron de pie cuando Nana Muskuri, la cantante griega más francesa, interpretó los himnos nacionales francés y griego. Poco después, la llama olímpica entraría en el estadio de la mano de la atleta griega Antigoni Drisbioti. Tras una bellísima coreografía inspirada en la antigua Grecia, Spyros Cápralos, presidente del Comité Olímpico Griego, entregó la llama al presidente de la organización de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Así describió la ceremonia la diputada y secretaria general del partido “Travesía a la Libertad”, Zoí Konstandopulu: «La ceremonia ha sido muy emotiva y simbólica. No hay que olvidar que los Juegos Olímpicos simbolizan el espíritu de la paz».
Al son de “Los niños del Pireo”, del compositor Manos Jatzidakis, la llama olímpica se embarcó en el Belem, un barco del año 1896 encargado de llevar la antorcha hasta la ciudad francesa y antigua colonia griega de Marsella.
«Estamos muy contentos de acoger la llama olímpica en nuestro país. La llama ya se dirige a Francia. Esta excepcional aventura es nuestra responsabilidad. Vamos a disfrutar de estos juegos, que se celebran de nuevo en casa. Hay mucha emoción y muchas ganas de acoger al resto del mundo en los Juegos Olímpicos», explicó Tony Estanguet, presidente de París 2024.