Héctor Herrera volverá a la Selección Mexicana después de nueve meses de ausencia. Ha sido convocado por Jaime Lozano para los amistosos contra Australia y Uzbekistán del próximo mes. La última vez que se vio al mediocampista con el Tri fue en el partido contra Argentina de la Copa del Mundo Qatar 2022. En aquel encuentro, Herrera fue criticado por haber dejado libre a Lionel Messi en la jugada que culminó con el gol albiceleste. La victoria sobre Arabia Saudita, en el último partido, fue observada por HH desde el banco de suplentes, una medida que fue respaldada por gran parte de la afición y prensa.
Una vez consumado el fracaso en Qatar, la conversación empezó a girar sobre el multicitado cambio generacional. Pero el único jugador de la ‘vieja guardia’ que se retiró oficialmente de la Selección fue Andrés Guardado. Otros, como Guillermo Ochoa y Alfredo Talavera, expresaron sus deseos de seguir siendo considerados. En la misma línea se mantuvo Herrera: “Como jugador y como mexicano siempre es un orgullo, una ilusión y un sueño estar en la Selección, hay que trabajar siempre para estar ahí”, señaló en enero para TUDN.
Durante todos estos meses, Herrera no fue considerado, y en junio pasado manifestó su desconcierto. “¿Por qué los demás no podemos ser elegibles? Parece que todo lo que hemos vivido en la selección se borra de un momento a otro. Vengo a la MLS y no existo”, señaló entonces en entrevista para Fox Sports. Ahora ha vuelto a ser llamado por Jaime Lozano y, como era de esperarse, la aparición de su nombre ha causado gran revuelo: se ha convertido en algo así como el ‘villano favorito’ de la Selección Mexicana. Pero, en realidad, Herrera tiene todavía cosas que aportar.
Desde lo futbolístico, sobra decir que ningún mediocampista mexicano tiene su capacidad para sacar el balón desde el fondo y encontrar profundidad con sus pases. Esa capacidad no se puede entrenar: se tiene o no se tiene. Además su experiencia es un valor agregado que no debe desestimarse en este punto, cuando el Tri pasa por una crisis que apenas encontró un analgésico en la Copa Oro. Incluso podría decirse que Herrera puede fungir como una especie de “pararrayos”.
Es un hecho que la afición mexicana está predispuesta a criticarlo. Con razones o sin ellas, las actuaciones de Herrera siempre están en el ojo del huracán. Pero no podría haber mejor escudo que él mismo para la nueva generación de jugadores que ahora tienen que hacerse cargo de la Selección.
Si algo sale mal, todas las miradas, con justicia o no, irán sobre Herrera, el más experimentado. O sobre Ochoa, aunque ahí no hay debate: ningún portero le supera en nivel. Y con Herrera tampoco hay muchas opciones. Hay nombre en el mediocampo, sí: Romo, Rodríguez, Chávez —que no estará disponible porque acaba de fichar por el Dínamo de Moscú—. Ninguno de ellos, ni siquiera Chávez, es abismalmente superior al exjugador del Atlético de Madrid.
De cualquier modo, su convocatoria se entiende a partir de una ausencia de nuevos talentos capaces de sostener al Tri —y pasa exactamente lo mismo en casi todas las posiciones, pero tampoco se puede llamar a los mismos jugadores en cada zona del campo; hay que hacer un esfuerzo por la renovación—. Hoy Chávez parece una gran revelación, pero tiene 27 años, edad en la que Herrera ya llevaba cinco años como seleccionado nacional y cuatro años jugando en Europa.
No hay referentes en la actualidad. Y si se quiere construir algo nuevo, también se debe entender que la presencia de unos cuantos referentes del pasado puede ser clave. Héctor Herrera no sobra en la Selección Mexicana. Y ya sea con el balón en los pies o como líder protector, si asume el rol, puede aportar todavía bastante en este nuevo proceso de Jaime Lozano, aunque sea el villano favorito de los aficionados mexicanos.