En estos días no se puede pedir a los niños y jóvenes que practiquen algún deporte, si son las mismas autoridades quienes, con sus decisiones terminaron con las ligas populares, lo que fue el detonante para incrementar la violencia y drogadicción.
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Hoy en día existen ligas deportivas, pero estas se encuentran un tanto lejos del alcance de la clase trabajadora, por ello le piensan para participar en algunos torneos, pues no existe suficiente poder económico para “darse esos lujos”.
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Están en la disyuntiva, o juegan o comen, ya que, por un lado, los ingresos económicos se encuentran un tanto deteriorado y por el otro, los altos costos de participación en los torneos los hace desistir de la aventura de disfrutar de la práctica de alguna disciplina.
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Aún existen ligas económicas, como las municipales de Apodaca, Guadalupe, con un costo al alcance de las familias, pues los alcaldes de estas ciudades entienden la problemática y apoyan a la ciudadanía.
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En especial a la clase trabajadora, ya que es precisamente en esta parte de la sociedad, en donde se requiere de mayor y mejor apoyo, dado que son los más vulnerables para ser atrapados en las garras de la drogadicción y la violencia.
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Sin embargo, en otras ligas, como San Nicolás, los costos de participación son muy altos, destinados a la clase media, de élite, donde se enfocan más a la competencia que a la recreación.
