De lunes a viernes, cerca de las 3;30 de la tarde, empezaba el desfile de jóvenes que bajaban de las calles de la loma larga, balón en mano, muy entusiastas, con rumbo al lecho del río Santa Catarina.
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Era el peregrinar de personas, quienes tenían en la práctica de su deporte favorito, la ocupación de su tiempo libre, donde según, iban a “entrenar” en las canchas del río, sin un plan estratégico.
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No había mucha sapiencia en cuanto al plan de entrenamiento, ni estudiosos sobre la materia, pero eso no importaba, con tan solo disfrutar de la clásica “cascarita” y enseguida echarse unas vueltas al campo, a paso de trote.
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Había que acudir temprano, pues ya para las cinco de la tarde, aquello estaba a reventar, pues no había espacio y cuando esto sucedía, de inmediato se armaban las retas.
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Esto con el fin de dar oportunidad a todos los visitantes a la práctica y por ello se repartían el campo, juegos a dos goles y el que perdía iba p´a fuera, en tanto el ganador esperaba al siguiente retador.
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Esas era las tardes de felicidad entre los jóvenes de las colonias del sur de la ciudad, entre ellas la Independencia, Pio X, Nuevo Repuerblo, México, Nuevas Colonias.
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A estas personas no les llamaba la atención las drogas, pues si bien, existían algunos jóvenes drogadictos, eran muy pocos y esos contados, sabían respetar, pues aunque también acudían al río Santa Catarina, nunca creaban problema alguno.