Las sedes era el Cedeco, en donde jugaría Nuevo León, además de estar disponibles las canchas de los clubes Alemania y Pingüinos, todos ellos de césped y con gradas, lo que fue bien visto por los aficionados de las entidades visitantes.
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El ambiente era de lo mejor, pero se concentraban más en la cancha del estadio del Cedeco, ya que en el segundo horario jugaba la selección de Nuevo León.
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Las gradas estaban a reventar en cada uno de los encuentros de los nuestros, que, por cierto, también se debe destacar al grupo de animación, integrado por niñas pertenecientes a los diferentes clubes de futbol infantil, que participaban en la liga San Nicolás.
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Esas niñas de aquellos ayeres, hoy en día ya son madres de familia, incluso algunas hasta abuelitas, pero recuerdan con cariño ese evento, donde pusieron la alegría a la justa que resultó todo un éxito.
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Nuevo León se impuso a sus rivales por amplio marcador y calificó limpio a la semifinal, donde igualmente no hubo problemas y se paran en la gran final por el campeonato.
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Acostumbrados a verlos que a los cinco minutos ya estaban arriba en el marcador, esa final hubo de sufrir, pues sería hasta cerca de los 20 minutos cuando “El Chino” López hace estremecer las redes, con el gol de la quiniela para los nuestros, que explota el graderío de emoción.
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Al final Nuevo León se impone y no solamente se coronan campeones invictos, sino que el mismo Chino López es el monarca goleador, al igual alcanzan el mejor portero, equipo más disciplinado, mejor entrenador y para rematar, también como la mejor porra.