El Amateur
De lunes a viernes, cuando el reloj marcaba las 4;00 pm, por las calles de la Indepe, desde Pío X, hasta Nuevo León, se miraba el peregrinar de jóvenes y adultos que se dirigían al río Santa Catarina.
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Esas calles que corrían de norte a sur, o de sur a norte conducían al río, donde se concentraban cientos de personas entre semana, pero sábados y domingos aquello era un hervidero de gente.
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Se realizaban los encuentros de la jornada en las diferentes ligas populares que existían por aquellos ayeres, como la Oficial, CNOP, Hispano, CROC, Nuevo León 2000, Aifas, Afa Sur, Lipefut, por lo que las emociones se presentaban al máximo.
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El portar el uniforme de un equipo era todo un orgullo, llamaba la atención de las chicas, incluso si jugabas en la Especial, te convertías en el ídolo del barrio.
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De hecho, las chicas en edad de merecer de aquellos tiempos, cuando hablaban de un joven, gustaban resaltar “y es deportista, juega futbol”, lo que en realidad era sinónimo de una buena persona sin vicios.
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Pero con el tiempo, ya todos saben lo que sucedió, intervino de nuevo el gobierno municipal para convertir el centro deportivo más grande del mundo en el gran negocio, lo que fue un duro golpe para la clase trabajadora y una vitamina para la violencia y drogadicción.