Poco a poco el profe se ganaba el aprecio de los nuevos silbantes, aunque en lo referente a la CNOP si que tuvo los mejores retos, pero en todos ellos salió adelante.
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Los silbantes de la CNOP gustaban de usar gorra en sus encuentros, algo que no era bien visto por el profe, dado que mencionaba, era anti estético.
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Sin embargo los árbitros se defendían, al argumentar que debían trabajar mínimo siete encuentros sábado y otros tantos el domigo y en plena canícula, se exponían a una insolación.
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El grupo de la CNOP a decir verdad, a muchos de ellos les hacía falta capacitación y recordamos bien el primer día cuando se inició el curso en las oficinas que estaban en el lecho del río Santa Catarina, contiguo a la Av Morones Prieto, frente al edificio de la CNOP.
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La charla estuvo amena, sin embargo también hay que mencionar que el profe salió un tanto preocupado, pues al preguntarle su opinión acerca de esta experiencia, solamente se rascó la cabeza y mencionó, “en qué broncón me vine a meter, a estos chavos les falta mucho!”.
-o0o-Pero pudo más su deseo de salir adelante y aunque algunas preguntas lo sacaban de quicio, mantenía la cordura y poco a poco aquél grupo considerado uno de los más malitos del estado, se convertiría en un tiempo en uno de los mejores.