Se dice y se dice bien, que mientras el pueblo disfrute de una acción que beneficie, es algo muy especial, sin embargo, cuando los políticos tratan de integrarse, aquello se viene abajo.
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Y así sucedió con el río Santa Catarina, un motivo de jóvenes para la práctica del deporte, el que se convirtió en un gran negocio, cuando el alcalde Felipito decide hacer privado los espacios, para otorgar permiso a la organización del Parque Río.
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A todas luces se miraba el deseo de hacer negocio con el deporte, al prohibir tajantemente a los jóvenes utilizar los espacios, aún para la práctica de la clásica cascarita, si no cubrían un monto de 720 pesos por hora de renta.
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Ante tales circunstancias y la dificultad para cubrir ese monto económico, los jóvenes decidieron abandonar la idea de practicar el deporte, por lo que voltearon hacia otro lado y encontraron en el vicio el refugio para ocupar su tiempo libre.
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Esto abrió la puerta a las drogas, un negocio que ha ido a la alza y por ende, se ha desatado la violencia, donde se han perdido también infinidad de vidas, gracias a las acciones de los políticos insensibles, quienes aún mantienen la idea que, de volver a la creación de los espacios deportivos en el río, deben ser administrados por la organización del Parque Río, para continuar con el negocio y solamente permitir la práctica a quienes puedan cubrir los altos costos por la renta, descartando así a la clase trabajadora, la más vulnerable de caer en las drogas y la violencia.
