Los atletas olímpicos se zambulleron el miércoles en el río Sena después de que un aviso previo al amanecer informara a los equipos que sus turbias aguas eran por fin lo bastante seguras como para seguir adelante con el triatlón, lo que evitó que Francia pasara vergüenza en los Juegos.
El país había prometido que el río pasaría de ser una vía fluvial frecuentemente cargada de aguas residuales a una lo suficientemente limpia como para bañarse en ella. Las autoridades gastaron 1.400 millones de euros (1,5 millones de dólares) en modernizar las anticuadas obras de saneamiento de la capital.
Pero las lluvias torrenciales que empaparon la ceremonia inaugural de los Juegos y la primera jornada deportiva elevaron los niveles de bacterias en el río, obligaron a aplazar repetidamente el triatlón masculino hasta el miércoles y plantearon dudas sobre la eficacia de las obras.
“¡Aquí estamos!”, exclamó el presidente Emmanuel Macron en X. “En el espacio de 4 años, hemos logrado algo que no ha sido posible en 100 años: el Sena es ahora nadable”.
Las mujeres fueron las primeras en zambullirse en un triatlón -que incluye natación, ciclismo y carrera a pie- que ganó la favorita local Cassandre Beaugrand. Poco después, fue el turno de los hombres, que saltaron del pontón flotante situado bajo el puente Alexandre III, cerca de la tumba de Napoleón.
Las ambiciosas obras de infraestructura habían incluido la excavación de nuevas tuberías hasta casas flotantes que antes bombeaban aguas residuales sin tratar al río, plantas de tratamiento adicionales y un embalse cavernoso bajo la Gare d’Austerlitz de la capital.
Con capacidad para 46.000 metros cúbicos de agua de escorrentía durante una tormenta, se diseñó para evitar que el agua de escorrentía se mezclara con las aguas residuales no tratadas y fluyera hacia el Sena.
Los resultados de las pruebas del miércoles por la mañana mostraron que la concentración de las bacterias E. Coli y Enterococcus faecalis había caído por debajo de los umbrales límite de seguridad europeos en todos los puntos de muestreo.
A los atletas y organizadores no les había gustado el plan B: convertir el triatlón en duatlón. Tras su reñida victoria, Beaugrand restó importancia a cualquier preocupación por la calidad del agua.
“Hemos nadado en aguas peores”, afirmó.
La atención se centra ahora en el maratón de natación, que se celebrará los días 8 y 9 de agosto, poco antes de la clausura de los Juegos. Incapaces de permitirse aplazamientos, los organizadores han dicho que esas pruebas se trasladarían a la sede de remo si el río está demasiado sucio.