El español Fernando Alonso (Aston Martin), un ‘mago’ de la Fórmula Uno, cumple este fin de semana su gran premio número cuatrocientos en la competición reina del automovilismo mundial, en la que los datos se quedan cortos para recalcar la figura de un piloto que sigue sorprendiendo con sus trucos cada domingo.
Doble campeón del mundo, 32 victorias, 106 podios, 22 ‘pole position’, 399 grandes premios y 2.329 puntos ha logrado durante más de dos décadas de carrera sobre los monoplazas de Minardi, Renault, McLaren, Ferrari, Alpine y Aston Martin.
Todos esos datos serían suficientes para condensar la carrera del ‘mago’ asturiano, de 43 años, si no fuera porque su carrera es una de las pocas que ha traspasado las fronteras de la Fórmula Uno para brillar también en el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA, en las 24 horas de Le Mans o en las 24 horas de Daytona, aunque también ha probado las dunas del Dakar.
El asturiano no se ve veinte años más sobre un monoplaza de Fórmula Uno, pero espera “tener al menos otras 40 o 50 carreras más en los próximos dos años”, tiempo suficiente para testear si Aston Martin será la principal revelación de 2026 con el cambio de reglamentación de la competición.
Queda muy atrás cuando un imberbe piloto de veinte años se subió por primera vez a un Fórmula Uno en Australia 2001 tras una exitosa carrera en el mundo de los karts. Fue en Minardi, la escudería en la que dio el salto a la élite del automovilismo, antes de pasar a Renault un año más tarde como piloto probador.
Tras una temporada de vacío, Alonso tuvo su gran oportunidad en 2003, cuando se subió ya como piloto titular a Renault. Le costó dos carreras subirse al podio, en Malasia, y también lo hizo en Brasil, en España, con su primer segundo puesto, y en Hungría, donde consiguió la primera de sus 32 victorias en la Fórmula Uno.
Doble campeón del mundo en dos años mágicos
Renault siguió confiando para 2004 en el asturiano, con una meteórica carrera por delante que se constató al inicio de 2005, con un tercer puesto en Australia y tres victorias en otros tantos grandes premios para empezar el año.
Con siete triunfos y cuatro segundos puestos, venció al imbatible Michael Schumacher para alzar un campeonato que se convirtió en historia para el automovilismo español, sin grandes referentes en la Fórmula Uno.
Desde ese mismo instante, cuando Alonso se bajó del monoplaza en Brasil 2005 tras certificar el campeonato, el deporte español tuvo una imagen y un sonido para la historia, con la icónica imagen del asturiano con los brazos en alto y un grito que quedará para siempre en el imaginario colectivo.
La hazaña se repitió un año más tarde y Alonso dejó Renault como doble campeón del mundo antes de embarcar en un nuevo proyecto en McLaren, donde el objetivo parecía claro, convertirse en triple campeón del mundo, aunque ahí se encontró con el británico Lewis Hamilton, y el finlandés Kimmi Raikkonen acabó aprovechándose de la situación de la escudería británica para alzar el campeonato de 2007.
Tras un año fallido en McLaren, en el que Alonso terminó tercero el campeonato, pero sólo un punto por detrás de Raikkonen, volvió a Renault, pero no pudo exhibir el dominio de la pareja Alonso-Renault mostrada en 2005 y 2006.
La esperanza de Ferrari y la última bala de Newey
Pasó dos años de travesía antes de recibir la llamada de Ferrari, donde, en dos ocasiones, estuvo a punto de volver a alzar los brazos como en 2005 y 2006. Estuvo tan cerca como para quedarse a las puertas en dos ocasiones de las cinco temporadas que pasó en una escudería en la que dejó carreras para la historia, como la firmada en Valencia (GP de Europa) en 2012, llevándose la victoria pese a salir undécimo.
Sin embargo, su salida en 2014 y su llegada a McLaren para 2015 no funcionó. Durante cuatro años en el equipo británico, no consiguió ningún podio, lo que le llevó a dejar la Fórmula Uno para darse un respiro, competir -y ganar- en Daytona, Le Mans y el Mundial de Resistencia, además de probarse en el Dakar, antes de volver a la Fórmula Uno en 2021 de la mano de Alpine.
Apenas fue un podio el conseguido en dos años en el equipo francés, aunque sus prestaciones tanto dentro como fuera de la pista le hicieron firmar por Aston Martin, que soñaba con dar un paso adelante que se ratificó en un inicio de 2023 vibrante, en el que Alonso rozó el triunfo tanto en Mónaco como en Zandvoort y terminó con ocho podios en un año colosal de pilotaje.
Aunque el coche no le ha acompañado en exceso este 2024, Alonso sigue mostrando en el asfalto, día sí y día también, que la calidad de sus manos no se ve influenciada en absoluto por los años y con el ingeniero Adrian Newey, con quien ansiaba trabajar, sigue teniendo entre ceja y ceja 2026 para acechar un triple campeonato del mundo, el que sería un homenaje perfecto para una carrera de leyenda.