El fútbol español quiere voltear la página, tres semanas después que su selección femenina se proclamó campeona del Mundial pero cuyos festejos fueron empañados por un beso que provocó una crisis.
Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española de fútbol que besó a la jugadora Jenni Hermoso en los labios sin su consentimiento durante la premiación en Australia el mes pasado, finalmente renunció el domingo luego de un incesante clamor dentro de todas las estructuras del deporte y la sociedad española en general.
La decisión, que muchos en el país deseaban que se hubiera dado mucho antes, abre las puertas para que el fútbol español intente dejar atrás uno de sus capítulos más bochornosos. También debe espantar cuestionamientos a su candidatura como sede de la Copa Mundial masculina de 2030, el cual pretende organizar junto a Portugal, Marruecos y posiblemente Ucrania.
“Se Acabó”, escribió Irene Montero, la ministra de Igualdad en funciones en sus redes sociales.