Arte y Figura

ARTE

Y

FIGURA

POR “EL NOLO”

Continuamos con Libro “Antonio Bienvenida, El Arte del Toreo”, por José Luis Rodríguez Peral

Guillermo Capetillo

Hijo del gran Manuel, desde que debutó de novillero demostró unas formas de hacer el torero que siendo mucho más clásicas que las de su padre, parecieron entonces novedosas a los aficionados de la última hornada.

Con altas y bajas emprendió una carrera taurina en compañía de su hermano mayor, a menudo mezclada con las actuaciones en telecomedias, donde los más cotizados papeles de galán fueron siempre para ellos.

De modo llega la temporada formal 1993 – 94 en la que se ve incluido en una corrida. Como siempre, da muestras de su valía, pero sin entusiasmar mayormente. Decide regalar un toro. Salta al ruedo “Gallero”, de Cerro Viejo, ganadería enclavada en los altos de Jalisco, tierra de su progenitor, que parece como si hubiera nacido para encontrarse con él y protagonizar juntos una historia de ficción, pero mucho más conmovedora que el mejor episodio de una telecomedia, porque lidiar un toro negro y fiero, como él lo hizo, significa producir la emoción taurina, tan poderosa e incontenible como la pasión de ambos protagonistas.

Cargó la suerte, bajó la mano, templó y mandó, encontrando de nuevo que, si la evolución del torero es uno de sus grandes encantos, otro, quizá mayor, sea la expresión de su mera esencia.

Manolo Mejía

Hijo de una persona muy popular en el ambiente taurino mexicano, a quien se contemplaba a menudo en las fotografías cargando sobre sus hombros a toreros triunfadores, o corriendo por el callejón al ejercer impecablemente las especializadas funciones de servir las espadas, Manolo empezó a torear desde la primera infancia.

En cada oportunidad demostró una clara inteligencia para el aprendizaje taurino, y puede decirse que siendo muy joven había alcanzado ya el conocimiento de la profesión. Pero siempre se afirma, y no ha habido quien lo discuta, que el oficio taurino es el más difícil de cuantos existen, de manera que no obstante sus dotes naturales y el hecho de haber empezado tan joven, su vida ha sido una lucha continua, llena de sinsabores y contratiempos, para enfrentar los cuales ha puesto siempre el corazón por delante.

Por fin llega una nocturna durante el preámbulo de la temporada 1993-94. Arma un escandalo con los dos toros y es incluido en el elenco junto a los famosos, a quienes dice aquí estoy yo en cada una de sus actuaciones.

Hace realidad lo que había soñado desde niño: convertirse en figura del toreo, la situación más difícil y dura de alcanzar entre las que puedan imaginarse, sujeta sin cesar a los más inesperados azares del ruedo y de la vida. Ya está ahí Manolo.

Continuará… Olé y hasta la próxima.