ARTE
Y
FIGURA
POR “EL NOLO”
Continuamos con Libro “Antonio Bienvenida, El Arte del Toreo”, por José Luis Rodríguez Peral
Jorge Gutiérrez
El tiempo vuela que es una barbaridad y el sexenio de Echeverria termina también. Son años que ya no remiten a un pasado remoto, sino apenas a un ayer del que ya casi todos participamos.
El Lic. López Portillo asume la Presidencia, y en un famoso discurso de su campaña de candidato, comiendo entre toreros, afirma sus buenos deseos de que espera triunfar en su cometido concertando el mando y el temple, el saber y la decisión, en la lidia del encastado toro que le espera. Por esos años, últimos de la década de los sesenta, empieza a torear un muchacho nacido en Tula, Hidalgo, quien desde luego da muestras de ser un digno continuador de la tradición taurina de ese estado, que vio nacer a Vicente Segura, Ricardo Torres y Jaime Rangel.
Hace campaña de novillero en México y Venezuela, con gran éxito, para tomar la alternativa en la Plaza México de manos de Curro Rivera, con Manolo Martínez de testigo y matando un toro de Garfias. Va a España y confirma la alternativa en San Isidro obteniendo el trofeo a la mejor estocada en esa Feria.
El crítico taurino del ABC, Vicente Zabala, encuentra a este torero de mayor interés que el mismo Manolo Martínez. Cuando regresa a España en la temporada siguiente, un toro lo alcanza en l Feria de la Virgen Blanca, en Vitoria, propinándole grave cornada.
José Mari Manzanares
Nacido en Alicante e hijo de torero, empieza la carrera siendo muy joven con éxito inmediato. De novillero hace pareja con el andaluz José Luis Galloso y cuando debutan en Las Ventas durante la temporada de 1971, el gran crítico taurino también de Alicante, Don Ricardo García “K-Hito”, publica: ¡estos adolescentes se han estudiado el Cossío de cabo a rabo!
Vino a México poco después, como tantos otros jóvenes matadores españoles que apenas tomada la alternativa se lanzan a la conquista de la América taurina. Aquí debuta con una corrida de Torrecilla, y en el de la confirmación demuestra desde que se abre de capa un toreo tan luminoso y sereno como las costas de Levante.
Los naturales citando de frente le resultan inolvidables y luego aunque no tiene suerte con la espada, queda ya clasificado para siempre como uno de los toreros que entran de lleno en el gusto del público mexicano, partidario siempre de los artistas, cuando se comparan diversas modalidades del quehacer taurino.
Continuará… Olé y hasta la próxima.