Los campos en el lecho del río Santa Catarina fueron dotados de alumbrado, por parte de las autoridades locales, ya que el deporte era practicado por la mayoría de los niños, jóvenes y adultos, en especial de las colonias del sur de la ciudad.
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Además, se aprovecharon las luminarias, para organizar torneos inter semanal nocturno, dedicado para todas las personas que, debido a sus compromisos laborales, no podían participar en las competencias sabatinas o dominicales.
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Fue un gran impacto a favor de la sociedad, donde el lecho del río se convertía en todo un centro de espectáculos deportivos amateurs, el cual fue la admiración de los turistas nacinales y algunos extranjeros.
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Cuando se organizaron los torneos nacionales de la Asociación de Nuevo León, así como la Copa Internacional Vitro Club, nos visitaban de otras entidades del país que venían a participar en estas competencias.
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Convivimos con ellos y nos manifestaban su sorpresa de ver cómo todo un río seco, era bien aprovechado con la instalación de espacios deportivos, que mantenía en calma a los niños, jóvenes y adultos y con ello impedían el avance del vicio y la violencia.
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Y más sorpresa causaba que dichos espacios no requerían de grandes inversiones, ya que bastaba de un par de porterías y listo, en lo que a futbol se refiere.
