Resulta una utopía para muchos padres de familia el pensar que, por el hecho de tener a su niño dentro de una academia de futbol, ya tiene asegurado el futuro de llegar a figurar dentro del profesionalismo.
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Debemos recordar que la mayoría de esos organismos no pertenecen al club profesional, ya que ellos mismos pagan una cuota económica por la franquicia y permiso de llevar el nombre y éstos a cambio envían a los buscadores de talento una vez al año, para observar jugadores.
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Sólo cumplen con el convenio, porque en realidad no tienen intenciones de promover jugadores a la gran carpa, por ello no emocionan a los papás de que su hijo puede llegar al futbol de paga.
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Esto por la gran cantidad de jugadores jóvenes y las pocas, por no decir casi nulas oportunidades que le brindan los clubes profesionales a las nuevas promesas, pues no desean arriesgar a perder dinero, ni su estancia en el máximo circuito.
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No es el hecho que no puedan llegar, más bien resulta mucho muy difícil lograrlo, primero deben tener calidad, deseo de llegar, después encontrarse con la clara realidad, donde muchos personajes exigen una cuota económica para buscarles la oportunidad.
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Si esos pasos los superan, después hay que competir con los cientos de jóvenes por esa chance, donde casi al 99 por ciento de ellos se quedan esperando, durmiendo el sueño de los justos.
