Cuando la política interfiere en movimientos ciudadanos, es lógico que no se alcanzan los objetivos planeados, dado que se desvía el camino, para encausarlo por los beneficios particulares, antes que los comunes.
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El deporte no está exento de esto, pues en diferentes disciplinas lo hemos visto, llámese futbol, atletismo, box, beisbol, donde se han distorsionado las buenas ideas que van por la senda del éxito, pero se atraviesa la roca de la política que desvirtúa la rúa hacia otro lugar.
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Lo malo del asunto es que en la política no se toma en cuenta a los verdaderos promotores, esos que trabajan por amor al prójimo, quienes se ganan el respeto de la sociedad, sin buscar bienestar económico.
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Por ello se obtienen buenos resultados, porque se trabaja con el corazón y la lucha constante se demuestra en la lid, por esos grandes guerreros, quienes dejan todo dentro del terreno, en gratitud a estos personajes.
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Pero llegan los políticos, con la máscara de apoyo a la causa, sin embargo, empiezan a dar opiniones, acomodar a su gente en puestos estratégicos y aquello se viene abajo, dado que eliminaron los verdaderos cimientos, que mantenían de pie y en lo alto esas edificaciones, logradas por los verdaderos promotores deportivos, a quienes conocemos como héroes anónimos.