No obstante que la drogadicción y violencia ya había llegado a esas colonias, hay quie reconocer que las canchas en el lecho del río Santa Catarina, la tenía un tanto controlada.
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Dado que para los niños y jóvenes de esos ayeres, les era más agradable pertenecer a un equipo, acudir por las tardes a los campos del río a “entrenar”.
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Y no se diga los fines de semana, ya fuera sábado o domingo, era el día especial, donde se tenía la oportunidad de participar con el equipo, en la lucha por la victoria.
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Se defendía los colores del equipo, quienes a la vez eran los representantes del barrio y aunque tenían de seguidores algunos drogadictos, a estos les leían la cartilla.
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Eran aceptados para acompañar al equipo y apoyarlos simplemente, sin causar problemas, ni a los rivales y mucho menos a los árbitros, lo que era muy aceptado por estos jóvenes, que a decir verdad, eran muy pocos.
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Pues como se informa, la mayoría de ellos preferían dentro de la cancha mostrar sus cualidades, que los llevaba a ser considerados ídolos del barrio y admirados por todos, en especial por las chicas de entonces.
2025-03-11