Frente a una multitud de seguidores que le dio la bienvenida el viernes al regresar a su país, la flamante campeona olímpica de boxeo Imane Khelif ensalzó a Argelia por apoyar a sus deportistas, y confió en enorgullecer de nuevo a sus compatriotas en el futuro.
El país del norte de África, obsesionado por el fútbol, ha dado a Khelif un trato normalmente reservado para las celebridades desde comienzos de esta semana, cuando regresó a la nación. Las muestras de admiración han sido particularmente notables en Taret, la región mayoritariamente rural en el centro de Argelia, donde Khelif creció y aprendió a boxear.
La peleadora y el astro nacional del atletismo Djamel Sedjati fueron honrados por líderes locales, y luego desfilaron por las calles en el piso superior de un autobús, mientras cientos de residentes alzaban las manos y les tomaban fotos.
“Todos los argelinos y las argelinas tienen el derecho de ser felices y celebrar”, dijo Khelif a la prensa el viernes en una oficina del gobierno local. “Esto demuestra que el gobierno y la gente respaldan al deporte”.
Los argelinos defendieron vigorosamente a Khelif mientras iba avanzando en los Juegos Olímpicos, bajo una atención desmedida y en medio de especulaciones desinformadas sobre su género.
Pese a nacer y crecer como mujer, Khelif se vio arrastrada a una disputa generalizada en Occidente sobre el género y el deporte. La polémica estalló a raíz de reportes de que la deportista no había pasado en 2023 una serie de pruebas turbias y no precisadas sobre elegibilidad para peleas de mujeres, por parte de la Asociación Internacional de Boxeo, una organización actualmente marginada del movimiento olímpico.
El multimillonario Elon Musk, la escritora J.K. Rowling y el expresidente estadounidense Donald Trump figuraron entre quienes afirmaron en publicaciones dentro de las redes sociales que Khelif era un hombre. Los argelinos consideraron la polémica como un ataque contra su nación.
Los residentes de Tiaret reconocieron el viernes las dificultades que Khelif enfrentó durante los Juegos, y confiaron en que su éxito sea sólo el comienzo.
“Esperamos que las autoridades la apoyen en sus momentos victoriosos como éste y también en el resto del año. Ella ha sufrido enormemente y ha comenzado desde abajo”, consideró Mohamed Hamou, quien estuvo sentado junto a Khelif en Tiaret, el viernes por la tarde.