La avaricia de los políticos de aquellos ayeres, que permitieron convertir el centro deportivo más grande del mundo, en un lucrativo negocio llegó muy lejos.
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Ya que de un plumazo perjudicaron a más de 30 mil personas que semana a semana practicaban su deporte favorito en las canchas del lecho en el río Santa Catarina.
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Pero fue más allá, pues no solamente dañaron al deporte, sino acabaron también con una gran fuente de trabajo, al desaparecer la gigantesca Pulga del Papa.
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Ahí tenían su negocio cerca de 200 oferentes de todo tipo de producto, pues se decía que podías encontrar, desde un afiler hasta un elefante y los dueños de esos negocios sacaban el sustento para sus resperctivas familias.
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El perjuicio fue más allá, pues también dicho lugar se convirtió en el paseo clásico de las familias de la clase trabajadora, ya que la visita a este lugar era hasta de tres horas curioseando todas las ofertas que presentaban los comerciantes.
-o0o-A grado tal que fue bien dicha la frase que acuñara el buen amigo y extinto, gran impulsor del futbol amateur en la Independencia, el buen Rosalío Martínez, “Nos quitaron la diversión a los pobres”.