Los nuevos dirigentes municipales tienen la idea que para ser un buen promotor debes contar con un título que avale sus conocimientos, un diploma que luce en la pared, pero en la práctica es todo lo contrario.
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Dado que al llegar a su puesto, lo primero que hacen es tomar una actitud altanera, que no acepta sugerencias, donde menos podrá aceptar que los subordinados les “roben cámara”, pues son ellos los que deben sobresalir.
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Dado que esto los da a conocer en la sociedad y por ende los encamina por la senda de la política, donde por desgracia, se toma más en cuenta, a quien “cacarea más el huevo, no el tamaño del mismo”.
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A través de tantos años se presenta la misma historia, cada vez que hay cambios de administración y es triste ver cómo se despiden a elementos que dejaron su vida en pro del deporte.
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Que demostraron su humildad, trabajo y se ganaron el cariño de la sociedad, esa sociedad que requiere de verdaderos dirigentes, que amen la promoción, no el diploma colgado en la pared de la oficina.
-o0o-De nada sirve un título si los conocimientos obtenidos durante la carrera no lo demuestran en la práctica, ya que es ahí precisamente, en el terreno de batalla donde se conoce a los verdaderos guerreros.