El Amateur
Con este tipo de acciones se presentaron momentos chuscos, por ejemplo quienes viajaban por la Av Morones Prieto y al ver a quipos sin playeras, solían gritarles “esos encuerados!” y la rechifla no se hacía esperar.
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De igual manera, ocurrió al buen Miguel Hernández, a quien apodaban “Miguelona”, le tocó trabajar un partido en donde los dos equipos contendientes no contaban con uniforme.
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Lo acostumbrado, les informó que mediante un volado se decidiría quién se quitaba las playeras y así sucedió, sin embargo quienes perdieron, al desnudar el torso se dió cuenta que todos estaban exageradamente tatuados del cuerpo.
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Miguel, con algo de titubeos, habló con el capitán del otro equipo para expresarle que no se miraba bien que todos estuvieran tatuados, por lo cual lo convenció a que fueran ellos quienes se quitaran dicha playera.
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Durante las juntas con los delegados, el gordo Sagrero, titular de la liga recibía la petición de que fuera obligatorio, al menos las playeras iguales para darle seriedad al torneo.
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A lo cual el propio gordo le respondía que, “si muy apenas completan para el arbitraje, pues llegan con un montón de monedas, cómo les puede exigir el uniforme?, si tú puedes tener, nunca tendrás que jugar encuerado!, así de simple.
