El Amateur
Uno de los sueños más acariciados por los niños de aquellos ayeres, era llegar a pertenecer al equipo del barrio, esos grandes conjuntos que se partían el alma en pro de los colores.
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Ya no digamos colonia, pues esta se compone de barrios y cada barrio contaba al menos con un equipo y a la llegada de la liga de la Federación Deportiva de la CNOP crecieron las espectativas.
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Dado que no era nada fácil contar con un equipo, ya que el gasto económico era algo alto, pues se debía cubrir la inscripción, arbitraje, balones, uniformes y traslado semanal a los campos.
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Los pocos equipos que existían por esos ayeres preferían bautizarlos con el nombre de la colonia, pero con el tiempo todo sería distinto, para bien de toda la comunidad de la clase trabajadora.
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Pues llegó la CNOP y al mando de la deportiva estaba el gordo Filiberto Sagrero, un elemento visionario, entusiasta, que se le ocurrió promover el futbol al menor costo posible.
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Y esto porque pertenecía a la Confederación Nacional de Organizaciones Populares y de golpe y porrazo despertó la ilusión de muchos niños y jóvenes, en especial de las colonias del sur de la ciudad.