Ese 13 de diciembre de 1980 el tercer piso del edificio del mercado Colón se encontraba atiborrado de personas relacionadas con el futbol amateur en nuestra entidad.
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Se presentaba un ambiente con sentimientos encontrados, ya que por una parte, se terminaba n ciclo y arrancaba otro con mejores augurios, deseos de levantar nuestro deporte a nivel nacional.
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Estaban a la espera del enviado del Sector Amateur, quien daría testimonio fiel del acontecimiento y avalarlo si se cumplían y respetaban los lineamientos que marca la Federación Mexicana de Futbol, en su apartado de aficionados.
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Por ahí se mostraba un poco nervioso don Alfonso Narváez, directivo de la liga Oficial, encargado del tribunal de honor y justicia, quien tenía como objetivo emitir su opinión, que de alguna manera favoreciera a don Raúl Torres.
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Sin embargo, el propio presidente de la citada liga, el CP Mario Villarreal le encargó a don Poncho la misión de conseguir algún refrigerio para todos los presentes, por lo que facilitó las llaves de su coche último modelo, a lo que don Alfonso pronto atendió la solicitud.
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¿Estaba contento, “pues cuándo podía tener un auto de lujo?”, -nos comentaba-, por lo que incluso se tardó un buen rato para cumplir con la misión solicitada.
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Y cuando retornó gustoso por la experiencia, ya el representante del Sector Amateur hacía la toma de protesta a la nueva mesa directiva de la Asociación, encabezada por el Lic Francisco Cantú.
