Futbol Amateur

El Amateur

Claro que los jóvenes no buscaban llegar al profesional, al menos el grueso de ellos, al reconocer no contar con las habilidades suficientes para llamar la atención de los buscadores de talento.
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Pero al menos era un motivo para el entretenimiento, una excusa para reunirse y encontrar nuevos amigos, la diversión de los pobres, como solía decir el gran promotor Rosarlío “Chalío” Martínez, del tradicional Pedregal de Occidente.
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Si bien era cierto, aún existían jóvenes que consumían droga, estaban controlados, incluso, aunque usted no lo crea, eran respetuosos de la gente y claro, si los ofendía, pues tenían qué defenderse.
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Varias veces los árbitros se miraban temerosos al observar que en la vera del terreno de juego existían personas drogándose y cuando les pedía que se retiraran, tenían una buena respuesta.
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“Venimos a ver el juego tranquilo árbitro, es más, si alguien le falta al respeto, ¡aquí estamos nosotros para defenderlo!”, solían decir y era verdad que cumplían con su encomienda.
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Los drogadictos no iban a ver a un equipo en exclusiva, sino a disfrutar del futbol, por ello al final de la jornada, cuando el árbitro se retiraba, los mismos drogadictos se despedían de él y lo felicitaban por su trabajo y les agradecía por estar ahí disfrutando del juego.