Futbol Amateur

El Amateur

La casa ganaba a todas luces, pues el cobro de inscripción estaba en 800 pesos, cuando lo normal eran 300 y el pago de arbitraje semanal lo cotizaban en 360, cuando lo normal eran solamente cien pesos.
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Si había ingresos de 720 por encuentro, al árbitro solamente le pagaban cien pesos y lo peor, hasta “jineteados”, ya que se tardaban hasta un mes para cubrir los encuentros sancionados.
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En primera instancia, el profe Javier Salas del grupo Copa Monterrey, tenía a su cargo el servicio arbitral, con elementos de calidad y experiencia, pero al parque Río no les parecía el cobro de 150 por encuentro, (cuando en realidad deberían pagarle los 360).
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Por ello buscaron otros grupos, pero aun así con cien pesos por duelo, se los retrasaban, sin importar que los árbitros requerían de esos ingresos, para cubrir necesidades familiares y sobre todo, para el traslado hacia los campos.
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Los árbitros le exigían al buen Hugo Vidal que se les pagara y éste lo hacía con la liga, la que nunca respondió y fue tan grande la presión, que el buen Hugo Vidal vio mermada su salud, hasta que, desgraciadamente dejó de existir.