Arte y figura

Arte y figura por “El Nolo”

Continuamos con Libro “La Tauromaquia en México” por Antonio Navarrete.

Ponciano Díaz

Aquí está Ponciano. El que no limitó sus actuaciones y su fama a una zona regional, sino a todo México, su inmenso país. Hizo más todavía. Fue el primer mexicano que recibe la alternativa en Madrid, de manos de Salvador Sánchez “Frascuelo”, el famoso “Negro de Churriana”, figura del toreo donde las haya habido.

Ponciano vino al mundo en 1858, en la hacienda de Atenco, de rancia estirpe. Su primera experiencia taurina fue la de ser levantado por su padre, Don Guadalupe, para sortear con él las embestidas de las bravas vacas atenqueñas, pura casta navarra, ante el sobresalto del veterano maestro Bernardo Gaviño.

Torea desde la niñez, a pie y a caballo. Alcanza fama y fortuna siendo muy joven. Es enfrentado por los públicos mexicanos a las figuras del toreo español que por primera vez nos visitan: José Machío Trigo y Luis Mazzantini.

Entonces surge el grito popular: ¡Ora, Ponciano! Habiendo sido uno de los principales practicantes de la estocada baja de metisaca, modalidad eternamente nacional, aprende a matar en lo alto, a la española, dejando todo el estoque en el morrillo del toro, tanto al volapié como al encuentro. Dos de las mas grandes figuras españolas de la historia: “Frascuelo”, su padrino de alternativa, y “Guerrita”, su testigo, admiten su valor y conocimiento de los toros. Pero sobre todo llega a ser un ídolo popular. Hace cantar al pueblo:

Yo no quiero a Mazzantini,
Ni tampoco a “Cuatro Dedos”,
Al que quiero es a Ponciano,
Que es el rey de los toreros.

Matando de Rodillas

La inventiva de los toreros mexicanos del siglo XIX estuvo siempre en efervescencia. Se trataba, en muchos casos, de llegar al no va más frente a los toros, de superar la competencia establecida entre los diversos feudos nacionales y sobre todo aquella de los maestros venidos de ultramar.

De este modo, si a la metisaca en los bajos local sucedió la estocada en lo alto a la española, había que superarla, para no ser menos.

Fue inventada entonces la estocada de rodillas, en lo alto, para las ocasiones en que debía triunfarse a cualquier precio. El gran Ponciano mató de rodillas en su debut en la Plaza El Paseo de San Luis Potosí, en abril de 1882, donde llegó procedente de la Feria de San Marcos, en Aguascalientes.
Continuará… Olé y hasta la próxima.