Arte y Figura
“El Nolo”
Continuamos con Libro “Antonio Bienvenida, El Arte del Toreo”, por José Luis Rodríguez Peral
Paco Malgesto
Perteneciente a una familia de inmigrantes españoles, el joven Francisco Rubiales empezó a ganarse la vida como vendedor de electrodomésticos y seguros de vida, llegando a ser un verdadero campeón en esas actividades. Sin embargo, la circunstancia de una enfermedad del locutor Alonso Sordo Noriega que debía transmitir la novillada de la presentación de Felipe González en El Toreo, durante el mes de junio de 1940, puso a este muchacho ilusionado y resuelto entre barreras, con un micrófono en la mano, para reseñar por radio aquel acontecimiento, que a todas luces resultó memorable.
La corrida de Coaxamalucan salió bravísima. Juan Estrada se fue para adentro con una cornada en el antebrazo. Andrés Blando triunfó en sus oponentes y Felipe se reveló en el sexto, “Bigotón” de nombre, un torazo imponente que fue la causa de que empezaran a llamarlo el “Talismán Poblano”, cuando “Luis Rey”, hermano de “José claro”, hizo la crónica de la triunfal salida en hombros. Pero fue en el momento mismo de producirse estos acontecimientos, que empezaron a oírse expresiones como: “Estrada es un valiente, oiga usted, que materialmente chorreando de sangre entra en la enfermería”. “Blando clava la quijada en el pecho para decirnos, queridos amigos, ahí va eso”. “Felipe, Felipe, no te vayas sin dirigirle un saludo a la afición radioescucha que desde este momento te proclama el ídolo de ésta y ojalá de otras muchas temporadas”.
Luego vino su programa “A los Toros”, en Radio Mil, donde los sábados por la noche repartía boletos para la corrida del día siguiente entre los aficionados que contestaban preguntas de tema taurino.
Después se hizo apoderado de Silverio, cuando decía aquello de los derechazos “hoonndos y profuunndos”. Al empezar a funcionar el espejo mágico, como fue llamada la televisión por Pedro de Lille, otro famoso locutor de entonces, Paco Malgesto funda Televisión Taurina, importante departamento de Televisa, y participa como animador en infinidad de programas, en los cuales se hace aún más famoso al agregar chorritos siempre demasiados generosos de brandy español a diversas bebidas combinadas y especialidades gastronómicas, en cuya confección polifacético, no dejaba nunca de asombrar al auditorio, y así después de declararse por completo ignorante en cuestiones musicales y hacer una broma acerca de lo indescifrable del pentagrama, toma el violín para tocar como lo que era: un estudiante de ese instrumento desde su niñez.
Tuvo varias hijas, verdaderas beldades todas ellas, y un hijo, destacado ingeniero químico.
Al morir en el Centro Médico de una afección renal, sus numerosos, incontables amigos comentaban: el único que podría expresar lo que sentimos es él mismo. Lástima que ahora tenga que conservar la seriedad durante algún tiempo. Aunque quien sabe, tal vez se encuentre ya organizando una fiesta, como aquéllas inolvidables en El Patio, donde premiaba a los toreros triunfadores de cada temporada.