El mejor premio es jugar

El futbol amateur llegó a Nuevo León en el año de 1927 por don Miguel Peña Gómez y desde entonces el mejor premio es la felicidad que despierta el practicarlo semana a semana.

Los trofeos son un reconocimiento a los más destacados, sin importar tamaño y calidad de las preseas, pues lo importante es la práctica.

La CNOP inició con trofeos de madera, la Nuevo León con diplomas, otras más con sólo un descuento en la siguiente temporada, grandes o chicos, son el mismo testimonio de la hazaña.

Sin embargo, siempre existen los contreras, los que exigen premios ostentosos cuando el costo de participación es muy económico, pero elogian humildes y tardados premios, aún y que el costo de participación es muy alto, otros más lo toman como excusa para ocultar su mala calidad como jugador y como persona.

El colmo es que los críticos más recalcitrantes son los que ni siquiera participan, son los tóxicos que destacan el grano de sal entre la tonelada de azúcar.

El buen jugador se divierte, haga frío, calor o lluvia, no falla, no cobra, respeta al rival, se entrega, se divierte, disfruta haciendo amigos, ese es el máximo premio, ¡que ya los trofeos es una ganancia extra para quien más puntos logró en la competencia!