Los colores arcoíris, en abanicos, chapas y pulseras, inundan la “importante” Casa del Orgullo, un oasis a orillas del Sena donde la comunidad LGTBIQ+ celebra a sus atletas “y aliados” en un París olímpico, “ciudad de todos los amores”.
En este caluroso mediodía en un París a más de 32ºC, son pocos aún los atrevidos que sentados en reposeras contemplan en una pantalla gigante el partido de tenis que enfrenta a la croata Donna Vekic contra la estadounidense Coco Gauff.
“Hoy hace mucho calor, pero es una zona agradable para sentarse, relajarse, beber y comer algo y ver los partidos. Es fantástico”, asegura Izabella McFarlane, una australiana de 27 años y “aliada al 100%” del colectivo LGTBIQ+.
Situada en un muelle del Sena, cerca de las sedes olímpicas del Grand Palais, la plaza de la Concordia y los Inválidos, esta “Pride House” retransmite pruebas, pero también organiza conciertos, exposiciones y actividades culturales.
El objetivo de esta iniciativa nacida en los Juegos Olímpicos de invierno de Vancouver-2010 es impulsar la cada vez mayor visibilidad de los deportistas de este colectivo y sensibilizar sobre la discriminación que todavía existe.
“La idea es realmente poder hablar a todo el mundo y, con la visibilidad (…) de los Juegos Olímpicos, sabemos muy bien que podemos cambiar las cosas”, asegura Jérémy Goupille, copresidente de la asociación Fier-play y coorganizador.
Según el medio especializado Outsports, los Juegos Olímpicos de París-2024 registraron “un récord” con 193 deportistas de este colectivo, sobre todo mujeres, por encima de los 186 de Tokio-2020 y los 53 de Rio de Janeiro-2016.
Entre ellos figura el clavadista británico Tom Daley, medalla de plata en París-2024 y uno de los deportistas homosexuales más conocidos, la judoca brasileña Rafaela Silva o la futbolista española Alexia Putellas.
- “Ciudad de todos los amores” –
La australiana Poppy Starr Olsen, de 24 años, fue quinta en Tokio-2020 en la competencia de skateboarding y, aunque no participa en la actual edición, viajó a París para apoyar una Casa del Orgullo, que considera “importante” mantener.
“El skateboarding es realmente queer”, pero incluso en “una comunidad muy buena de gente muy positiva”, “hay insultos en el skatepark”, asegura la joven, para quien este deporte fue “un lugar increíble para crecer como persona queer”.
La ceremonia inaugural de París-2024, en la que participaron artistas homosexuales, transexuales y queers, puso en el foco a una “ciudad del amor, de todos los amores”, en palabras del teniente alcalde de la capital, Jean-Luc Romero-Michel.
Pero las críticas de católicos y la extrema derecha a una escena en la que varias drag queens parecen representar la última cena de Jesús con sus apóstoles, muestran que todavía queda camino por recorrer.
Esta polémica estuvo la noche del lunes en la mente de los presentes en la inauguración de una abarrotada ‘Pride House’, que terminó con los ritmos de la artista mexicana Jaydena y del DJ Tim Zoauri.
“Era un mensaje de inclusión, reconciliación y celebración del dios olímpico Dionisos y, en absoluto, una provocación contra ningún tipo de religión”, dijo a la prensa congregada la ministra francesa de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra.
La ‘Pride House’ de París-2024 recibió durante ese acto el testigo de los organizadores de esta casa en Tokio-2020, con el objetivo de mantener viva la llama de un combate que estuvo ausente en los Juegos de Invierno de Sochi-2014.
“Estaría genial que tuviéramos algo parecido o lo mismo” en Brisbane-2032, asegura McFarlane. “Todo el mundo debería recibir el mismo trato y creo que el deporte es una forma muy buena de mostrarlo al mundo”, concluye.